Encima de la mesa: media coliflor cocida, dos cucharadas de harina, leche, comino molido, unas avellanas y aceite de oliva.
Como la coliflor ya está cocida (de un resto de una comida anterior), vamos a hacer la bechamel.
La bechamel hay muchas formas de hacerlas, igual que la mahonesa, y aunque esta no sea la forma más ortodoxa, es la que en este momento se ha terciado.
Ponemos una cucharada de aceite de oliva en una cacerola, y cuando esté caliente añadimos dos cucharadas de harina (en este caso es integral, es la que tenía). Empezamos a remover con las varillas, ya hasta el final de la preparación.
Cuando la harina está algo tostada, se va añadiendo leche, poco a poco, y sin dejar de remover, hasta que le damos la consistencia que necesitamos.
Igual vale una bechamel para hacer unas croquetas, o para una salsa ligerita, la variación está en la cantidad de harina y leche que le pongamos.
Lo ideal es que quede la crema suave, sin grumos, pero a veces con las prisas o una "mala mano" ese día, no das con la tecla. Pues lo suyo es que lo metas en la batidora y le des un meneito, para que quede perfecta........ y no se nota luego, de verdad.
Colocamos la coliflor en una fuente para horno (o microondas). Cuando ya tenemos la bechamel lista, le añadimos un poco de sal y comino molido, sin dejar de remover.
También le podemos poner curry o pimentón, depende del gusto y las ganas de improvisar......y la vertemos sobre las verduras.
La metemos al horno o al grill, unos minutos, para que se tueste un poco la superficie. También le podemos poner un poco de queso rallado por encima (que no ha sido hoy el caso).
Una vez fuera, le añadimos unas avellanas (o piñones, o almendras...) picadas por encima......
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