06 julio 2010

Apuntes. Higiene en la cocina.



  Las intoxicaciones por alimentos son muy frecuentes y muchas veces, más de las que creemos, el problema se origina en la cocina.

   Extremando las precauciones de higiene y adoptando buenos hábitos al manipular los alimentos (en la compra, en la conservación, al cocinar...), podemos minimizar este riesgo.

- En la despensa: Alejar los alimentos de fuentes de calor. Evitar que estén en contacto con el suelo. Ordenar los alimentos, de forma que los más antiguos, con fecha de caducidad más cercana, sean más accesibles.

- En el frigorífico: Mantenerlo bien limpio (lavar con agua y jabón antes de meter la compra semanal). Evitar la acumulación de hielo (que también perjudica al funcionamiento del aparato). Envolver los alimentos o guardarlos en recipientes cerrados, para que no contaminen unos a otros. Identificar la comida congelada con etiquetas y poner la fecha para usar antes los más antiguos.

- Productos de limpieza: colocarlos bien separados de los alimentos, que nunca entren en contacto con la comida. Almacenarlos en un lugar no accesible para los niños.

- Mantener el horno y el microondas siempre limpio (atención a las salpicaduras)

- Usar mejor un cubo de basura con pedal, mejor que uno con tapa, que tengamos que tocar a menudo.

Algunos hábitos adecuados para una buena higiene alimentaria:
  • Mantener los huevos en el frigorífico hasta su consumo. Tampoco es bueno lavarlos (la suciedad y los microorganismos pueden pasar al interior del huevo, a través de la cascara)
  • Descongelar la comida dentro de la nevera, no fuera. En caso de urgencia, usar el microondas o agua fría.
  • Usar cuchillos y tablas de cortar diferentes en la preparación de los diferentes alimentos (uno para verduras, y otro para carne..) para evitar contaminación cruzada. Después de cada uso lavarlos bien con agua y jabón.
  • Prestar mucha atención con el pescado y la carne. Son más vulnerables a los microorganismos. Conservarlos en la parte más fría de la nevera y siempre tapados y aislados de otros alimentos.
  • Consumir rápidamente la comida que se haya sacado del frigorífico.
  • No volver a congelar alimentos que ya han estado congelados, salvo aquellos que estaban crudos congelados, y se han cocinado.
  • Lavar todos los alimentos, no sólo la fruta y verdura, sino la carne y pescado también (para reducir el mayor número de microorganismos).

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