Una de las cosas que peor llevo es el desayuno. Como antes desayunaba un café con unos huevos y verduras y frutas, ahora me quedo con las verduras y las frutas mirándome, sin una base donde sustentarse.
He empezado a hacer pruebas de receta de pan, sin gluten y sin levadura (ni siquiera masa madre natural, ya que aún esta es fermentada y tengo intolerancia...). Una de las que más resultados me da es esta receta que vi en un blog, y que resulta sencilla.
Como las masas sin gluten, y además sin levaduras, no son consistentes, he intentado hacer los panecillos tal como aparecen en la receta pero me resultaba imposible, así que hice una especie de torta para probar. La realidad es que los "panes aplastados" estaban ricos de sabor pero algo duros. Imposible abrirlos para hacer un bocadillo. Resultaron buenos para comer acompañando la comida, y hacer ejercicios de mandíbula.
Como ya os he dicho, estaban ricos, así que otro día repliqué la misma receta pero hice palitos de pan y como llamamos en Andalucía "regañá". Y con esto si tuve éxito rotundo, tanto, que acabé con ellos en un par de días (y el resto de la familia también le cogió afición...)
El huevo se ha sustituido por semillas de lino molidas y remojadas, y la levadura por bicarbonato sódico y zumo de limón (en la receta también da la opción de usar vinagre, pero yo no puedo tomar levaduras todavía).
La receta, tal como yo la hice, es la siguiente. Los ingredientes:
- 120 gr. harina de arroz
- 120 gr. harina de maíz
- media cucharadita de bicarbonato sódico
- media cucharadita de sal
- 2 cucharadas de semillas de lino molidas
- media cucharadita de zumo de limón
- 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- 360 ml. de agua.
La preparación:
Se mezcla la linaza molida con media taza de agua y se deja 15 minutos en remojo hasta que se vuelva mucilaginosa.
Mientras de mezclan las harinas, la sal y el bicarbonato en un bol, con unas varillas.
Por otro lado, se incorporan al bol de las semillas el resto de los ingredientes líquidos, como el zumo de limón, el aceite y el resto del agua, y se mezcla bien.
Se van echando cucharadas de mezcla de harinas en el líquido, y se van mezclando bien con las varillas o con una cuchara. Si al final queda muy espeso, echar algo más de agua, aunque en mi caso, quedó bastante fluida la masa.
Una vez tenemos la masa, en mi opción de los picos, tomaba bolitas, y las rodaba por la tabla para hacer un palito, y los iba colocando en la bandeja de horno sobre un papel de horno.
En el caso de las regañás, estiré un poco de masa con el rodillo y corté con un cuchillo pequeños cuadraditos que también coloqué separados sobre la bandeja de horno.
Se hornean a 230 grados centígrados. Durante unos 10 minutos (para picos y regañás), vigilando que estén tostadas pero no se quemen. Tuve que hacer varias tandas de horneado.
Como ya os he dicho, estaban ricos, así que otro día repliqué la misma receta pero hice palitos de pan y como llamamos en Andalucía "regañá". Y con esto si tuve éxito rotundo, tanto, que acabé con ellos en un par de días (y el resto de la familia también le cogió afición...)
El huevo se ha sustituido por semillas de lino molidas y remojadas, y la levadura por bicarbonato sódico y zumo de limón (en la receta también da la opción de usar vinagre, pero yo no puedo tomar levaduras todavía).
La receta, tal como yo la hice, es la siguiente. Los ingredientes:
- 120 gr. harina de arroz
- 120 gr. harina de maíz
- media cucharadita de bicarbonato sódico
- media cucharadita de sal
- 2 cucharadas de semillas de lino molidas
- media cucharadita de zumo de limón
- 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- 360 ml. de agua.
La preparación:
Se mezcla la linaza molida con media taza de agua y se deja 15 minutos en remojo hasta que se vuelva mucilaginosa.
Mientras de mezclan las harinas, la sal y el bicarbonato en un bol, con unas varillas.
Por otro lado, se incorporan al bol de las semillas el resto de los ingredientes líquidos, como el zumo de limón, el aceite y el resto del agua, y se mezcla bien.
Se van echando cucharadas de mezcla de harinas en el líquido, y se van mezclando bien con las varillas o con una cuchara. Si al final queda muy espeso, echar algo más de agua, aunque en mi caso, quedó bastante fluida la masa.
Una vez tenemos la masa, en mi opción de los picos, tomaba bolitas, y las rodaba por la tabla para hacer un palito, y los iba colocando en la bandeja de horno sobre un papel de horno.
En el caso de las regañás, estiré un poco de masa con el rodillo y corté con un cuchillo pequeños cuadraditos que también coloqué separados sobre la bandeja de horno.
Se hornean a 230 grados centígrados. Durante unos 10 minutos (para picos y regañás), vigilando que estén tostadas pero no se quemen. Tuve que hacer varias tandas de horneado.
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